martes, 21 de febrero de 2012

El Aleph

Untitled by 'J'
Untitled, a photo by 'J' on Flickr.

"- Está en el sótano del comedor - explicó, aligerada su dicción por la angustia.
- Es mío, es mío; yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar. La escalera del sótano es empinada, mis tíos me tenían prohibido el descenso, pero alguien dijo que había un mundo en el sótano. Se refería, lo supe después, a un baúl, pero yo entendí que había un mundo. Bajé secretamente, rodé por la escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el Aleph."
El Aleph, Jorge Luis Borges

sábado, 18 de febrero de 2012

Untitled by 'J'
Untitled, a photo by 'J' on Flickr.

"Que yo recuerde, mis trabajos comenzaron en un jardín de Tebas Hekatómpylos, cuando Diocleciano era emperador. Yo había militado sin gloria en las recientes guerras egipcias, era tribuno de una legión que estuvo acuartelada en Berenice, frente al Mar Rojo: la fiebre y la magia consumieron a muchos hombres que codiciaban magnánimos el acero. Los mauritanos fueron vencidos; la tierra que antes ocuparon las ciudades rebeldes fue dedicada eternamente a los dioses plutónicos; Alejandría, debelada, imploró en vano la misericordia del César; antes de un año las legiones reportaron el triunfo, pero yo logré apenas divisar el rostro de Marte. Esa privación me dolió y fue tal vez la causa de que me arrojara a descubrir, por temerosos y difusos desiertos, la secreta Ciudad de los Inmortales."
El Inmortal, Jorge Luis Borges

miércoles, 15 de febrero de 2012

Hombres y Gorriones

Hombres y Gorriones by 'J'
Hombres y Gorriones, a photo by 'J' on Flickr.

-Llégame el comedero -
dijo a un gorrión otro gorrión muy maula.
-Pues ábreme primero -
contestó aquél -la puerta de la jaula.
-¿Y si al verte ya libre, en tu embeleso,
te vas sin darme de comer en pago?
-¿Y quién me dice a mí -responde el preso,-
que me abrirás, si llenas el monago? -
y en conclusión, por si ha de ser primero
llegar el comedero
o correr el alambre,
quedose el enjaulado prisionero
y el hambriento volvióse con el hambre,
¡Digno amigo, por Dios, de tal amigo!
Y ahora diréis, y bien, como yo digo:
¡Vaya, que son en ciertas ocasiones
lo mismo que los hombres los gorriones!

Los dos gorriones. Campoamor